To Love a Child is a 501 (c) 3 nonprofit registered in the state of New York which provides humanitarian assistance to impoverished children in Haiti & Zimbabwe as well as our local community. Haiti Update October 27, 2021 Where do we begin? First, we managed to get provisions to the southwest part of the country within a week after the devastating earthquake which left 130,000 houses, over 1,000 schools and some 90 health centres damaged or destroyed. The situation is further complicated by gangs controlling highways resulting in very serious fuel shortages and the reduced supply of goods. The UN states that as of September 2021, 4.3 million people were experiencing high levels of acute food insecurity, up from 4 million in August 2020. Earlier this month, when addressing the Security Council, Helen La Lime, Special Representative and head of the UN Integrated Office in Haiti (BINUH), said the country is undergoing “one of the most fraught periods of its recent history”. To Love a Child continues to support teachers in the Central Plateau so that children can continue their education. We also sent a shipment of five 55 gallon drums filled with solar lanterns, tarps, toothpaste, toothbrushes, medicine, blankets, school supplies and more. The drums are in a warehouse in Haiti awaiting safe passage to their designated location. WE THANK EVERYONE WHO CONTRIBUTED SUPPLIES AND MONETARY DONATIONS TO PROVIDE FOR THE MOST VULNERABLE PEOPLE IN HAITI. We will continue to do what we can and keep you informed along the way More information about the work of To Love a Child can be found in this news article >
La Habana, 2 de noviembre del 2021
Querida familia diocesana: La Paz de Dios sea con ustedes ahora y siempre. Ayer celebramos la fiesta de Todos los Santos. Hoy conmemoramos a los Fieles Difuntos. Ambas celebraciones están unidas por el denominador común de la vida eterna después de la vida terrena. En las que se enmarca el sentido de la Escatología, que no es sino la convicción de la resurrección de los muertos y la respuesta al sentido de la vida y de la muerte. El 1ro de noviembre es la solemnidad litúrgica de Todos los Santos. Se trata de una fiesta cristiana, que al evocar a quienes nos han precedido en el camino de la fe y de la vida, gozan ya de la eterna bienaventuranza, son ya -por así decirlo- ciudadanos de pleno derecho del cielo, la patria común de toda la humanidad de todos los tiempos. Esta solemnidad litúrgica, la Iglesia englobaba a todos los santos. Si durante el resto del año litúrgico se nos ofrecen las memorias de distintos y conocidos santos, en la fiesta del 1ro de noviembre son protagonistas, sobre todo, los santos anónimos, los santos desconocidos, los santos del pueblo, los santos de nuestras familias; santos, en definitiva, con rostros cercanos. ¿Y qué es ser santo? “El santo es aquel que está tan fascinado por la belleza de Dios y por su perfecta verdad que éstas lo irán progresivamente transformando. Por esta belleza y verdad está dispuesto a renunciar a todo, también a sí mismo. Le es suficiente el amor de Dios, que experimenta y transmite en el servicio humilde y desinteresado del prójimo" , escribió un teólogo hace algunos años. La fiesta de Todos los Santos, es una llamada apremiante a que vivamos todos nuestra vocación a la santidad según nuestros propios estados de vida, de consagracion y servicio. La santidad no es patrimonio de algunos. Es el destino de todos, como fue, como lo ha sido para esa multitud de santos anónimos a quienes hoy celebramos. Recordémoslo: "Un santo no es un ángel, es hombre de carne y hueso, que sabe levantarse y volver a caminar. El santo no se olvida del llanto de su hermano, ni piensa que es más bueno subiéndose a un altar. Santo es el que vive su fe con alegría y lucha cada día pues vive para amar y servir” . El 2 de noviembre es el día de la conmemoración de los fieles difuntos. Nuestro recuerdo y nuestro corazón se llenan de emoción, de la memoria, de la oración ofrecida en acción de gracias por nuestros familiares y amigos que han pasado a la presencia de Dios. Unámonos como familia-comunidad de fe para orar por todos aquellos que durante este año han fallecido a causa de covid19, u otras causas. A orar por sus familias que han quedado conmocionadas ante el dolor de la separación. Imploremos a Dios Trino y Eterno su Gracia, su Misericordia y su Amor Inconmensurable. La muerte es, sin duda, una de las realidades más dolorosas, más misteriosas, y a la vez más insoslayable de la condición humana. Sin embargo, desde la fe cristiana, cualquier pesimismo de esta afirmación se ilumina y se llena de sentido. Dios, al encarnarse en Jesucristo, no sólo ha asumido la muerte como etapa necesaria de la existencia humana, sino que la ha transcendido, la ha vencido. Ha dado la respuesta que esperaban y siguen esperando por siglos y la humanidad entera a nuestra condición pasajera. La muerte ya no es final del camino. No se vive para morir, sino que es un pasaje por el que todos vamos a transitar, es la apertura a la vida eterna: ¡Quien ha terminado su fe en la tierra entra ya en la Pascua gloriosa del Señor! El clamor más profundo y definitivo del ser humano en todas las épocas tiene respuesta: “todo aquel que en Él cree, tendrá vida eterna” (Jn 3:15). En el Evangelio y en todo el Nuevo Testamento encontramos la luz y la respuesta a la realidad de la muerte y corroboran la promesa central de la Fe cristiana que es la resurrección de quienes han muerto y la vida del mundo futuro, a imagen de Jesucristo, muerto y resucitado. En Su Nombre, un abrazo solidario a toda la familia diocesana, les recuerda y les ama, su Pastora, +María Griselda |
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