IGLESIA EPISCOPAL DE CUBA DIOCESIS ANGLICANA EXCMA. MARÍA GRISELDA DELGADO DEL CARPIO (PDF for download) La Habana, 19 de Marzo del 2020 San José, Carpintero y Padre de Nuestro Señor Jesucristo Desde la oficina de la Obispa: ¡Invocamos la paz en el Espíritu! Estamos viviendo días de gran preocupación y creciente ansiedad, días en los que la fragilidad humana y la vulnerabilidad de la supuesta seguridad en la tecnología se ven socavadas en todo el mundo por el Coronavirus (COVID-19), que doblega: TODAS LAS REALIDADES MAS SIGINIFICATIVAS DE NUESTRA COTIDIANIDAD COMO LA SALUD… la economía, el trabajo, los viajes, el turismo, el deporte e incluso el culto, y su contagio también limita en gran medida la libertad de espacio y de movimiento. La cercanía de nuestra Iglesia Episcopal como comunidad eclesial, está llamada a expresarse en una palabra de aliento, comprensión, consuelo, y aquellos gestos de solidaridad que desde donde nos encontremos estamos llamados a realizar. Por eso nuestro pensamiento y oración deben estar dirigidos a los países más afectados, a los que sufren el contagio de la COVID-19, a las víctimas y sus familias, así como a todos los trabajadores de la salud, que se comprometen en la primera línea de batalla para detener el contagio, y evitar el riesgo para la salud pública y el creciente temor que esta epidemia en expansión está generando. Encomendamos también el trabajo de todas las estructuras y organizaciones sanitarias nacionales e internacionales, para que sigan ofreciendo la asistencia necesaria a las personas y poblaciones, y así pongan en práctica todas las medidas indispensables para encontrar una solución a la nueva epidemia. En esta ocasión, palpamos la solidaridad de los jefes de estado con los países más afectados, donando productos médicos y sanitarios y ayuda financiera. Esperamos que todos puedan continuar con esta obra de ayuda, porque ante una emergencia como esta muchas naciones, especialmente las que tienen sistemas sanitarios débiles, se verán desbordadas por los efectos del virus y quizás no podrán hacer frente a las demandas de cura y proximidad a sus naciones. Este momento de gran necesidad, nos invita a fortalecer la solidaridad, valor que necesita ser encarnado. Para cada persona, creyente o no creyente, es un tiempo propicio para comprender el valor de la fraternidad, de estar unidos unos a otros de manera indisoluble; un tiempo en el que, en el horizonte de la fe, el valor de la solidaridad, que brota del amor sacrificado por los demás, “nos ayuda a ver al “otro” -persona, pueblo o Nación- no como un instrumento cualquiera sino como nuestro “semejante”, un “auxilio” (cf. Gn 2,18.20). Pensemos en el vecino, el compañero de oficina, el amigo de la escuela, pero sobre todo en los médicos y enfermeros que se arriesgan a la contaminación e infección para salvar a los enfermos. Estos trabajadores viven y nos muestran el significado del misterio de la Pascua: entrega y servicio. Oremos en este tiempo de cuaresma a Dios Padre para que aumente nuestra fe, la enfermedad no conoce límites ni color de piel; habla en cambio, el mismo idioma. Cultivemos la “Sabiduría del Corazón”: que es una “actitud infundida por el Espíritu Santo” en aquellos que saben abrirse al sufrimiento de sus hermanos y hermanas y reconocer en ellos la imagen de Dios. Así, podemos afirmar, como Job, “Era yo los ojos del ciego, y del cojo los pies” (Jb 29:15). De esta manera podremos servir a los que sufren, acompañarlos de la mejor manera posible y ser solidarios con los necesitados sin juzgarlos. Teniendo en cuenta las circunstancias de la situación epidemiológica a nivel mundial, y de la que nuestro país no está exento, la oficina Diocesana en estos próximos quince días sólo estará disponible en momentos puntuales que requieran nuestro servicio. Toda actividad o reunión quedan suspendidas hasta próximo aviso. Los espacios de celebración litúrgica según los lugares y circunstancias, los Arcedianos responsablemente valoren la posibilidad de recesar por este espacio de tiempo. Estén atentos a las próximas medidas que se adopten y que se darán conocer en el tiempo debido. Es necesario adoptar medidas de seguridad para el bien común. Es tiempo de dar un SI por la vida, no exponerla o jugar a perderla. Con la certeza de que Dios cuida de nosotros, continuemos unidos en la oración y el deseo de bien de nuestro corazón para con nuestro pueblo y el mundo. En el amor de Cristo Jesús, + María Griselda Delgado del Carpio Obispa Diocesana CALLE 6 No. 273, VEDADO, HABANA, CUBA
E-mail: [email protected] OFICINA: (53 7) 832-1120 [email protected] RESIDENCIA: (53 7) 833-8003 FAX: (53 7) 834 3293 Comments are closed.
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